Este viernes, juezas y jueces de distintos fueros participaron de una visita a la casa comunitaria Madre del Pueblo, un espacio territorial llevado adelante por el padre Damián, dedicado al acompañamiento de mujeres solas con sus hijos en un momento de profundo desgaste político judicial.
De la actividad formaron parte las juezas Jimena Monsalve y Ángela Ledesma, el juez de la Cámara Federal de Casación Penal Alejandro Slokar y el camarista laboral Gabriel de Vedia y la presidenta de la Fundación AS, Anita Sicilia, quien regaló libros para las mujeres y niños que están transitando su vida en la casa comunitaria, como hacen en todo el país.
La visita tuvo una fuerte carga simbólica y política. En un momento de creciente cuestionamiento al Poder Judicial, el gesto puso en primer plano una de las deudas más profundas del sistema judicial argentino: la protección efectiva de las mujeres y las infancias, los sectores más expuestos cuando la Justicia se vuelve distante, selectiva o desconectada de la realidad social.
El nombre del espacio tampoco resultó casual. Madre del Pueblo volvió a interpelar una agenda de género y derechos que recobró centralidad tras la condena contra Cristina Fernández de Kirchner, leída por amplios sectores como una decisión atravesada por sesgos políticos, con impactos que exceden lo individual y alcanzan a millones de mujeres que sienten que la justicia no las cuida ni las representa.
Desde ese marco, Slokar volvió a advertir sobre una «pandemia silenciosa» dentro del Poder Judicial: la desconexión social. Según planteó, existe hoy una fuerte expansión de la conectividad digital, pero un deterioro del contacto real con el sufrimiento concreto de la sociedad.
En ese sentido, remarcó que la tecnología y la inteligencia artificial no pueden reemplazar la presencia territorial, la escucha directa ni el compromiso humano.
Durante la visita, se insistió en la necesidad de reconstruir el vínculo comunitario y recuperar una justicia cercana. Frente a un tejido social fragmentado, se planteó una prioridad ética clara: los niños y las mujeres primero.
La actividad se inscribe en una línea de trabajo que viene sosteniendo desde hace más de dos años un amplio grupo de funcionarios judiciales desde la Pastoral Judicial, donde participan jueces como Cassanello, Ledesma, Erbetta y Slokar, con énfasis en la inclusión, la fraternidad y la presencia en las periferias. Esa postura está en sintonía con la idea de una «Justicia madre», promovida por el Papa Francisco y orientada a cuidar, reparar y acompañar a los sectores más vulnerables, en lugar de profundizar las desigualdades.


