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«JUEZ CONVIRTIÓ SU PROYECTO POLÍTICO EN UNA PYME FAMILIAR»

Hace 13 meses, Juan Pablo Quinteros se sentó en la silla más caliente de cualquier gobierno: ministro de Seguridad. Así, dejó atrás toda una vida política como acérrimo opositor al peronismo provincial para convertirse en una de las espadas de la nueva gestión. Hoy, su perfil hiperactivo y sus lazos con Patricia Bullrich lo ponen en el centro de la escena. Él dice que no piensa en ser candidato a intendente, pero también dice (al pasar) que Maximiliano Pullaro y Alfredo Cornejo fueron ministros de seguridad. Remarca que dejó de respetar a Luis Juez en 2019 y que por eso se fue del Frente Cívico, espacio que ayudó a fundar. De Llaryora, dice que pasará a la historia como uno de los grandes gobernadores de Córdoba y, sorpresivamente, se anota para militar la candidatura presidencial de Juan Schiaretti.

Más de 15 años junto a Luis Juez y desde hace 13 meses, junto a Martín Llaryora. ¿Qué tiene uno y qué el otro como jefe?

Con Juez, desde 2002 hasta 2019. Con Martín, desde el 10 de diciembre de 2023. Juez fue mi jefe y el líder político de un espacio que yo elegí conformar. Con Martín, con quien tengo una estrecha relación personal desde hace muchos años y de quien fue un férreo opositor, trabajo hace sólo 13 meses. Con Juez tuve desavenencias irreconciliables y el 13 de marzo de 2019 le di un abrazo, le dije «hasta acá llegamos» y renuncié a mi banca. Con Martín estamos forjando una relación en la que él es el líder de Hacemos Unidos y del peronismo de Córdoba. En la gestión, sí puedo decir que Llaryora es un servidor público incansable que quedará como uno de los grandes gobernadores de la historia de Córdoba, con una capacidad de trabajo inigualable, que quiere cambiar la provincia y solucionar los problemas de los cordobeses.

¿Ya pagó el derecho de piso en el peronismo?

El peronismo nunca me hizo sentir que tenía que pagar un derecho de piso. Me siento respaldado por el gobernador y no me meto en la interna del peronismo porque el gobernador, que fue al que los cordobeses eligieron, me dio la responsabilidad de gestionar la seguridad. Aunque yo no milité antes en el peronismo, tengo entrañables amigos y compañeros en el peronismo. Un ejemplo, nada más: con Miguel Sicialino, el jefe de la bancada oficialista, compartimos una campaña, cuando Luis Juez y Olga Riutort compartieron fórmula para la elección municipal de 2015.

Denunció en varias oportunidades al Gobierno anterior. ¿El PJ no le hace sentir su malestar por eso?

Cuando los cordobeses me votaron como opositor, trabajé como el más acérrimo opositor porque me dieron ese rol. Ojalá me hubiesen votado para intendente, pero no lo hicieron. Como opositor hice control de gestión. Y cuando creí que podría haber un hecho poco claro, recurrí a la Justicia. Siempre intento hacer todo lo que de mí dependa para cumplir con mi trabajo. Las diferencias políticas se pueden subsanar. Lo único que no se puede subsanar es cuando se le pierde el respeto al otro, particularmente si ese otro es quien debe liderar.

¿A Juez le perdió el respeto?

Luis me desilusionó cuando convirtió el proyecto político que soñamos en una pyme para sus familiares y sus amigos. Pese a la amistad que nos une desde hace tantos años, jamás se acercó a aportar una idea a favor de la seguridad de los cordobeses. Él y otros legisladores nacionales como Rodrigo de Loredo deberían estar trabajando para cambiar las leyes que necesitamos, como el régimen penal juvenil. El otro día invité a Rodrigo a que vaya a la Jefatura (de Policía) a las 7 de la mañana para que conozca qué hacía la Policía que él vive criticando. No fue. No me di cuenta que era muy temprano. El día que le perdí el respeto a Luis, renuncié a mi banca y me fui. Él -junto con Mestre, Negri y De Loredo- fue uno de los responsables de aceptar en 2019 dividir a la oposición. Ahí me di cuenta que no les interesa trabajar para los cordobeses. Yo intento, humildemente, servir a los cordobeses, no servirme de los cordobeses.

Quinteros dice que la Policía de Córdoba es hoy la más profesional del país y la mejor pertrechada. Pone como hito el doble armamento que portan sus efectivos: el arma reglamentaria y una pistola no letal. En su primer año como ministro lo sacudió un escándalo: uno de los subjefes -Alejandro Mercado- fue detenido en el marco de una investigación judicial. El ministro dice que está depurando de raíz a la fuerza: «No escondemos la basura debajo de la alfombra, vamos de frente y ponemos la cara». Parte de su estilo es una inédita cercanía con los policías y con los bomberos. «Yo soy el responsable político de la fuerza», dice. Es una apuesta a todo o nada. «Mi apoyo a la Policía es incondicional, pero no es un cheque en blanco: el que se aparta un milímetro, lo expulso en dos segundos». Dice que su principal desvelo es la «intolerancia», gen de la mayoría de los asesinatos en Córdoba. Sabe de memoria los nombres de los muertos en ocasión de robo; y jura que el día en que un homicidio deje de «dolerle en el pecho» le presentará la renuncia a Llaryora.

A Juez y a De Loredo no les interesa servir a los cordobeses, quieren servirse de los cordobeses.

¿Lo descolocó la llegada de Milei al poder?

No. Cuando creamos el Partido Nuevo con Luis Juez fue un fenómeno muy parecido. La «antipolítica» que propuso Juez hace más de 20 años ganó con casi 60 puntos. Pero sabemos que con la antipolítica se puede ganar una elección, pero sin política no se puede transformar la vida de la gente.

¿Se siente atacado cuando Milei habla de casta?

Yo no soy casta. Todos saben cómo vivía antes de llegar a la función pública. Me voy a ir de la política viviendo de la misma manera en que viví toda mi vida: muy bien. En lo económico, tengo mi vida resuelta desde antes de dedicarme a la política (NdR: Quinteros integra una familia de la alta sociedad, con varias empresas agropecuarias). Sí es cierto que en Córdoba hay dirigentes que viven del Estado hace 40 años y son multimillonarios. Y lo digo con claridad: con la política se vive bien, cobramos buenos sueldos, pero la política no te permite tener propiedades o lujos que son de otra actividad.

¿Favoreció a su gestión, y en particular a la Policía, el discurso de mano dura de Bullrich y del Gobierno nacional?

Córdoba votó siempre a favor de ese discurso. El kirchnerismo no entró en Córdoba también por su garantismo bobo. Yo reniego del péndulo que va de derecha a izquierda y no logra encontrar un centro lógico, un eje que nos dé una perspectiva de una sociedad normal. El discurso de mano dura no me favorece ni me desfavorece porque sé lo que tengo que hacer. Yo soy un hombre de derecho…

Y de derecha también.

Pero tengo una postura clara y no soy oscilante según la moda ideológica. No soy fanático, por eso soy un hombre de derecho. Hay una intolerancia en la sociedad que enceguece y aumenta los niveles de violencia en la sociedad.

Schiaretti encara el modelo de superación que el país necesita. En el lugar que él decida estar, le hará bien al país. 

Hoy la intolerancia es el motor de la discusión política.

Sí, y por eso tenemos la sociedad que tenemos. Cómo le pedimos a dos conductores que en una discusión de tránsito no se querian matar si en la dirigencia política apuesta a la intolerancia como método de construcción política y electoral. Muchos creen que por gritar más tiene más razón.

¿Y qué dirigente político nacional encara hoy la moderación?

Juan Schiaretti. Sin dudas. Yo fui muy opositor al Gobierno de Schiaretti y eso me da autoridad moral para decir que sería necio desconocer la capacidad, la madurez, la sensatez, la experiencia y la templanza de Juan Schiaretti para encarar ese modelo de superación que el país necesita. En el lugar que él decida estar, le hará bien al país.

A pocos ministros de seguridad les fue bien en lo político. Bullrich y Pullaro…

Y Cornejo.

¿Cómo se nutre de esas experiencias para tu propia proyección política?

Pullaro tiene una enorme valentía. No le tirita la pera, y eso en política es para mi una fuente de respeto. Con la ministra Bullrich he tenido miles de conversaciones, ninguna por política partidaria: con la ministra hablamos de política criminal. Tiene unos ovarios tremendos, una valentía enorme. Por eso la respeto. Hoy trabajamos en conjunto, sin ninguna especulación política. Sería un error imperdonable para Córdoba desperdiciar por mezquindades políticas la sintonía fina que tienen las dos administraciones en seguridad.

La Fuerza Policial Antinarco (FPA), que depende del Ministerio Público Fiscal, incorporará a militares. Como ministro de Seguridad, ¿analiza sumar militares a la Policía de Córdoba?

La FPA no se está militarizando. Sólo convalida la formación militar de base y es la Policía de Córdoba la encargada de capacitar a los militares para sumarse como efectivos de la FPA. Hoy no evaluamos sumar militares a la Policía.

¿Se ilusiona con la tercera? (NdR: Quinteros fue candidato a intendente en 2019 y en 2023).

-No vivo de ilusiones, vivo de realidades.

Fuente: LaPoliticaOnline.com