El gobierno de Gustavo Petro en Colombia transita sus horas más complicadas. Con una aprobación en baja y la reciente ruptura de la mesa de negociación con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) luego de una masacre de la guerrilla que terminó con muertos y la declaración del estado de conmoción interior y emergencia económica.
El liderazgo del presidente está en crisis por la falta de mayorías que le de un respiro en el Congreso y por el fracaso rotundo de gestión para abordar la crisis en Venezuela luego del fraude electoral del 28 de julio.
El tridente con Brasil y México explotó por las aires y el intento de crear un polo alternativo con Claudia Sheinbaum hasta ahora es a penas una carta de intención sin destino claro. La maniobra de Nicolás Maduro terminó perjudicando a los que intentaron ser aliados y quedaron todos expuesto, primero Lula y luego Petro.
Casi un 60 por ciento de los colombianos desaprueba la gestión de Petro
LPO reveló en exclusivo que había una enorme presión para que Petro no mande representantes a la toma de posesión de Maduro. Sin embargo, el embajador Milton Rengifo estuvo presente.
Luis Gilberto Murillo, ex canciller colombiano.
El entorno más cercano del presidente de Colombia trabajó para convencerlo de no mandar a nadie porque eso genera un costo político interno fuerte en un contexto de debilidad.
Los dos funcionarios que estuvieron en esa tarea fueron la jefa de Gabinete, Laura Sarabia, y el canciller Luis Gilberto Murillo, que desde ese momento empezó a circular el rumor de renuncia. Finalmente eso ocurrió y el próximo 31 de enero dejará el cargo. Su reemplazo será Sarabia, de extrema confianza de Petro pero con nula experiencia en el cargo.
Además, Sarabia protagonizó un hecho que casi la saca del cargo. Fueron audios filtrados en donde el ex embajador de Colombia en Venezuela, Antonio Benedetti hablaba de 15 mil millones de pesos colombianos. El episodio fue superado, el entonces embajador fue despedido y Sarabia volvió al cargo tras un tiempo de silencio.
Las razones de salida, además de las diferencias con Petro por el rumbo de la política exterior, estarían motivadas por la intención de Murillo de ser candidato a presidente en 2026, algo que podría confirmarme en las próximas semanas.
Laura Sarabia.
Fuente: LaPoliticaOnline.com
