El peronismo perece encaminado a repetir el error de la primera vuelta del 2023 cuando creyó que iba a perder y desdobló las provinciales, que le hubieran garantizado los dos puntos para seguir en el poder. El análisis de ese momento era que la elección estaba irremediablemente perdida y los más de 37 puntos que sacó Massa cuando ganó la primera vuelta, sorprendieron hasta al candidato.
«Es un peronismo con la autoestima baja», reconoció a LPO uno de los dirigentes que en este momento trabaja en el cierre de las listas para la elección de diputados nacionales de octubre. «Parecemos radicales, todos quieren meter diputados, pero ninguno quiere encabezar la lista», agregó con humor, subido al consenso que circula por estas horas en el peronismo: Sergio Massa no será candidato en octubre.
Excepto que con Massa siempre hay que tener cuidado: antes de ser candidato a presidente explicaba porque no podía ser candidato como ministro de Economía. Este miércoles envió un audio a Radio 10 en el que explicó la importancia de la unidad y parecía decir que no iba a ser candidato. Excepto, que no lo dijo.
LPO anticipó en su momento, que más alla del operativo clamor que motorizó Máximo Kirchner para ser candidato -operativo que tuvo un despliegue modesto-, todo indicaba que se trataba de un juego de posicionamiento, no una voluntad real de ir a octubre a dar la pelea contra Milei.
La interna es la otra explicación de la dificultad para enhebrar una estrategia optimista. Kicillof no quiere que encabece Máximo, por más que declare lo contrario. Grabois no quiere que sea Massa. Y Massa cree que los intendentes van a jugar todo en septiembre y en octubre lo dejarán solo, como hicieron en el 2023 en el ballotage.
Salen a instalar a Máximo para octubre, pero no sería candidato
Por eso, ahora hablan de buscar un «candidato de baja intensidad», una suerte de Jorge Taiana, que no sea de nadie y cargue sin mayor problema con el costo de una eventual derrota.
La posibilidad que encabece un intendente, como Mariel Fernández o Federico Achaval, está en crisis. Por un motivo evidente: Los intendentes que están con Kicillof no quieren que sea uno del kirchnerismo y los que están con Cristina y Máximo no quieren a uno de Axel.
Se suma a esto el diagnóstico sobre la situación económica, que es de especial interés para Massa. «El gobierno de Milei va hacia el fracaso, pero todavía no fracasó. La inflación hoy es de dos puntos, mucho menos que la que dejamos», reconoce un dirigente que habla seguido con Massa.
El ex ministro de Economía argumenta que hay que esperar que quede claro en la gente que el modelo de Milei no funciona, que haya un consenso sobre eso.
Otra advertencia que circula entre la cúpula del peronismo: «Si ganamos en septiembre puede ser que los antiperonistas se asusten y se movilicen para votarnos en contra en octubre».
Según esta mirada, septiembre influye en octubre, pero no de manera positiva para el peronismo. Con una incertidumbre adicional: se votará por primera vez en la provincia con boleta única y sin el arrastre de las listas seccionales y municipales.
Por eso, en las reuniones que tienen por estas horas, que incluyen a Cristina Kirchner, se analiza un abordaje «inteligente» de la elección para no despertar el «voto estratégico» anti peronista. Los sondeos que manejan revelan que la segunda opción de los que no van a votar es Milei.
«Cristina, Massa, Máximo son un blanco fácil para activar ese voto estratégico anti peronista, hay que ser inteligentes», afirma uno de los que abona la teoría del candidato de baja intensidad.
Así las cosas, por ahora, la única pelea que atrae a los peronistas bonaerenses es la de septiembre, en un inesperado reconocimiento al desdoblamiento de Axel Kicillof, que jugó su futuro de presidenciable a ese pleno.
